Vivimos una nueva campaña electoral, los andaluces mayores de dieciocho años estamos llamados a las urnas el domingo 19. Eso significa que hemos entrado en un tiempo de promesas que tienen visos de que gran parte de ellas queden incumplidas. La experiencia señala un amplio abanico, no ya de aquellas que se prolongan en el tiempo -mucho más allá de lo prometido-, pero que terminan siendo realidad, sino de aquellas que quedan en el baúl de los recuerdos una vez concluida la campaña. Las encontramos en los más variados terrenos. Hubo una campaña en la que se prometió a las mujeres andaluzas, que fueran amas de casa y reunieran ciertos requisitos, unas vacaciones pagadas: la promesa la hizo Carmen Hermosín cuando tenía mando en plaza en el PSOE y era la consejera de Asuntos Sociales.
En el terreno de la sanidad, donde ahora se libra una de las principales batallas electorales, Chaves prometió, hace casi un cuarto de siglo -tiempo ha habido para hacerlo realidad-, que las habitaciones de nuestros hospitales públicos serían individuales. Se ha perdido la cuenta de las promesas de impulsar la construcción de la llamada Autovía del Olivar, cuya tardanza e incumplimientos mantiene mal conectadas una serie de importantes ciudades medias de las provincias de Jaén y Córdoba situadas en el borde norte de las Subbéticas. También quedaron en el olvido las promesas de los consejeros de Educación, cuando se escolarizaron los niños de tres a seis años años, referentes a la presencia en los colegios de monitores que atendieran a los pequeños más allá de sus necesidades académicas. Consecuencia de ese incumplimiento es que, a veces, los padres de los pequeños escolares son llamados para resolver problemas que en esa edad son propios de los niños. No ha habido campaña electoral en la que no se hayan prometido importantes ayudas a los emprendedores. Cuando el PSOE estuvo en el gobierno eran poco creíbles porque los socialistas son más de la subvención que proporciona clientelismo e incluso se gastaron cientos de millones de euros en corrupciones que están en manos de la Justicia con sentencias de cárcel dictadas para relevantes figuras del socialismo andaluz -tanto Sánchez como Lastra estuvieron poco hábiles en sus alusiones a la corrupción del PP cuando han venido por Andalucía-, pendientes de los recursos al Supremo para que se ejecuten.
En esta campaña que ya encara el ecuador nos encontramos con algunas promesas llamativas. Moreno Bonilla propone televisión y wifi gratis en los hospitales. Espadas señala que lo urgente son más camas en los hospitales, aunque los socialistas fueron incapaces en más de dos décadas de convertir en un hospital moderno el militar Vigil de Quiñones, de Sevilla. La batalla está en la atención primaria. También en los impuestos, reducidos por Moreno Bonilla en lo que se refiere a donaciones y sucesiones y que Espadas promete recuperar porque es un impuesto a los ricos, aunque eran muchos los andaluces que, otrora, renunciaban a heredar un piso por no poder afrontar el impuesto que conllevaba. Espadas promete ayudas para los autónomos, mientras el ministro Escrivá los crucifica fiscalmente.
Estamos en tiempo de promesas. Que cada cual tome nota y analice incumplimientos y realidades, antes del día 19.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 10 de junio de 2022 en esta dirección)